miércoles, 22 de abril de 2020

Cuento Día Mundial de la Tierra


Cierto día Robertito y Anita estaban jugando a las escondidas en su casa. De pronto tropezaron con una caja y sintieron curiosidad por saber qué era, así es que la abrieron.
-¿Qué es eso? — dijo Ana rascándose la cabeza.— Robertito dijo— No sé, parecen libros.
Ellos no conocían los libros físicamente, nunca los habían visto, porque en el planeta Ur donde vivían todo lo que se leía era digital. Comenzaron a hojearlo y estaban admirados de lo lindo que era todas las imágenes que tenía.
-Abuelo, encontramos esto. ¿De dónde son todas estas fotografías tan lindas?» —dijeron con los ojos bien abiertos y con la esperanza de que el abuelo les respondiera la pregunta.
-¡Ah! ¿Eso?… todo lo que ven ahí era de un lugar muy lindo que existió hace ya muchos años. Se llamaba Planeta Tierra. —el abuelo contestó con mucha tristeza.
—Cuéntanos abuelo cómo era ese planeta — dijeron los niños muy entusiasmados.
—La tierra era el planeta más hermoso que existía y que contaba con muchos recursos naturales.
-¿Qué son recursos naturales? —interrumpió Anita.
—Es todo aquello que no hizo la mano del hombre. —contestó el abuelo con una pequeña sonrisa en el rostro porque recordaba cuando de niño jugaba en los parques y con sus amiguitos.
—El abuelo tomó el libro despacito y dijo— Miren en esta página del libro: suelo, montañas, ríos, árboles, flores, animales, también el aire… todos esos son recursos naturales y en la tierra existían en abundancia.
—¡Guau, qué lindo!— dijo Anita sorprendida al contemplar una fotografía de una inmensa playa—.
—¿Qué es esto tan grande y azul? —preguntaban los niños.
—Ese es el mar. En la tierra había mucha agua que formaban océanos, mares y ríos. Las playas eran preciosas. Yo recuerdo que iba mucho con mis padres también a los ríos. Disfrutaba bañándome y me gustaba sentarme debajo de los árboles a coger aire fresco. —continuó el abuelo explicando.
—Entonces abuelo, ¿tu conociste todo eso?
—Claro, yo nací en la Tierra. Ese era mi planeta. Allí vivía junto a mis padres, abuelos y familiares.
—Abuelo —dijo muy preocupada Anita— y ¿qué fue lo que sucedió?
—¡Los habitantes de la tierra no se preocuparon por cuidar el medio ambiente, destruyeron todo. Cortaban los árboles indiscriminadamente, entonces dejó de llover por lo que el agua empezó a escasear y la tierra fue azotada por una tremenda sequía. Sin agua los seres vivos: personas, animales y plantas no pueden vivir. No se podía sembrar, por lo que los alimentos comenzaron a escasear, las personas y los animales empezaron a morir. Contaminaron las aguas de los mares y ríos echando basura y desperdicios de las fábricas por lo que los animales del mar se fueron muriendo. También el aire se contaminó con el humo de las fábricas, de los vehículos y porque tiraban basura en el suelo o la quemaban al aire libre, todo eso fue dañando la atmósfera y llegó un momento que no había suficiente aire para respirar. En los habitantes de la tierra no había respeto para el medio ambiente, tampoco responsabilidad —dijo el abuelo con pesar.
—Abuelo, pero aquí vivimos y no tenemos ninguno de esos recursos naturales de los que tú hablas
—Porque Ur — respondió el abuelo— es un planeta artificial creado por el hombre, como una gran burbuja donde estamos todos encerrados, por eso no podemos disfrutar de aire fresco y de todas esas cosas hermosas que ven en ese libro.
— Hay que vivir así porque aquí no tenemos atmósfera natural, el aire que respiramos es artificial y mientras más personas somos más nos arriesgamos a que el aire se agote.
—Robertito y Anita se pusieron muy tristes y dijeron: — ¡qué pena! que las personas de la tierra no cuidaran su planeta.
—el abuelo dijo con un lamento profundo: — Sí, esta ha sido la consecuencia de no haber tenido respeto y responsabilidad en el cuidado el medio ambiente.
 

22 de Abril "Día Mundial de la Tierra"





martes, 21 de abril de 2020

Cuidado del cuerpo

Cuidamos nuestro cuerpo: Seguimos las indicaciones y seremos muy sanos. Evitamos enfermedades, a cuidarse hoy más que siempre con la presencia del virus.







lunes, 20 de abril de 2020

Canciones y poemas

CANCIÓN PARA ESPANTAR LAS PENAS

 Un silbidito de quena 
dale a tu pena, 
 un acróbata en la parra
  y una guitarra;
 una copa de agua pura
 y a tu cintura 
 la caricia que perdura: 
 la del amigo 
 contigo... 
 Que tu grillo imaginario
 imprima un diario, 
 donde sea la primicia 
 buena noticia
 y que el sol su canción vieja 
 deja que teja...
 (Mientras la tarde se aleja,
 penas espanta 
quien canta...)

Elsa Bornemann

lunes, 13 de abril de 2020

martes, 7 de abril de 2020

Cuentos con lobos

Cuento» POBRE LOBO


Serían las cinco cuando Caperucita llegó a la casa de su abuela. Por supuesto, adentro estaba el lobo.

—Pasa, nena, está abierto —le dijo cuando escuchó los golpes en la puerta—. Y cerrá enseguida que hace un fresquete...


Caperucita puso la canasta sobre la mesa y se derrumbó en una silla.

—¡Qué voz ronca tenés, abuela! Ni que comieras tuercas. Al lobo le molestó un poco el comentario.

—Es por mi catarro de pecho, querida.

—Te traje caramelos de miel, yogur casero y no sé cuántas cosas más que metió la vieja en la canasta. Pesaba mil esta canasta. Ladrillos habrá puesto. Algo pegajoso se volcó adentro. Ahora que te miro bien: ¡qué boca enorme tenés! ¡Y qué dientes amarillos! ¿Siempre tuviste los dientes así de amarillos?


El lobo se incorporó en la cama para mirarse en el espejo. Tuvo que reconocer que no era una hermosura.

—Son los años, tesoro.

—Serán. Además es la primera vez que te veo los ojos así de colorados.

—Grandes, querrás decir.


—Sí, grandes también, pero yo digo colorados, colorados como los de los conejos.

Eso fue muy fuerte para el lobo. Nunca lo habían comparado con un conejo.

—Son para mirarte mejor, querida.

—¿Te parece?


Los comentarios de Caperucita siguieron.

—¡Qué orejas inmensas tenés abuela!

—Son para escucharte mejor.

—No me parece que hagan falta orejas así para escuchar bien. La gente tiene orejas normales y escucha lo más bien. ¿Y por qué tenés las uñas tan torcidas?

El lobo escondió las manos debajo de la frazada.

—Y decime, ¿cuánto calzas? Nunca vi unos pies tan grandes. Ni el tío Cosme tiene los pies de ese tamaño.


El lobo escondió las patas.

Caperucita seguía.

—Ese camisón te queda chico. ¿Engordaste?

—Tenes el cuello como, como lanudo..., como estropajoso... ¡Y bigotes!

—De las orejas te salen pelos negros.

—De la nariz también te salen pelos. Y te cuelgan unos m...


—¡Basta! —aulló el lobo.

Lloraba.

Saltó de la cama, tiró la cofia al suelo y se fue sin cerrar la puerta, de lo más deprimido.



FIN

Buena Banda: Saber cuidarse - Canal Pakapaka. Día Mundial de la Salud

7 de Abril: Día Mundial de la Salud